Relato, no de los viejos, es más de los últimos que realice para un concurso (cada tanto participo, lo tomo como uno de los retos que tanto me gustan), la idea era hablar de un faro que se ubica en un pueblo costero de Buenos Aires, no los aburro más, el relato …

Pasado

—Hermoso, ¿no crees?

—Más bien diría, interesante.

—No te dejas impresionar.

—Me sorprende más, que tu te impresiones.

—Siempre olvido que tu no sientes nostalgia.

—Y tu parece que no entiendes que no puedes olvidar.

—Disfruta el momento, aprecia esta obra magnífica.

—Concuerdo que es un obra, no así magnifica, pero si significativa.

—Tus palabras son de las más aburridas que hay en el diccionario.

—¿Nos podemos ir?

—Es una falta de respeto a nuestros dioses, a quines nos han dado vida, lo que tu haces, este faro aquí en la tierra sagrada es el último que queda de nuestros antepasados, y si lo piensas es un mensaje divino.

—Escuchas lo que te sale de tus canales lingüísticos.

—Lo único que queda de los humanos es este hermoso faro, nos muestra que siempre que no veamos con claridad, una luz guiara nuestro camino a casa. Todo desapareció, pero el faro aquí esta, firme, inmóvil y para quien lo necesite.

—Te recuerdo que no lo necesitamos.

—Que seamos androides carentes de alma no quita que no respetemos nuestro pasado, que no apreciemos los orígenes de nuestros creadores, que restemos importancia a su paso en el mundo.

Ambos observaron en silencio varios minutos más el faro, luego, volvieron a su nave para continuar su camino muy lejos de allí.

C.A.O.S.