Un relato que nunca escribí pero que siempre pasó por mi cabeza cuando era un niño, en especial esos días que peor lo pasaba. Porque todos llevamos nuestras fortalezas y debilidades dentro nuestro.

DEBILIDAD

Foto imagen de Cristian Ortus

Hace un tiempo, bastante diría yo. Un hombre joven se había convertido en el gran héroe de la ciudad. Un superhéroe en realidad, ya que el poseía una fuerza sobre humana, como otros tantos dotes, que muchos envidiaban. Era imparable, un luchador temerario que se enfrentaba a cada oponente sin importar quien estuviera enfrente. Un ejemplo para todos, una luz al final del túnel, la esperanza que la sociedad necesitaba y se hacia llamar el Gran Master.

Pero como todo lo que una vez comienza en este mundo, se termina. el culpable, el tiempo. Pues no hay nada que el tiempo no haga crecer, envejecer para luego morir, transformarse en otra etapa de la vida. Lo hace con las estrellas, con los planetas, también con los seres vivos. Aún cuando eres el más fuerte de toda la galaxia y nadie pueda detenerte.

Así, este superhéroe, encontró que el tiempo era su mayor enemigo y no podría hacer nada contra el. Entonces, antes de aceptar la derrota, decide renunciar a su tan amado trabajo. Una muerte honorable con un villano que no existía y el mundo levantó monumentos en su nombre.

Este hombre, lejos de lo que fue su vida cotidiana, se refugiaba en un pueblo tranquilo viviendo una vida que jamás se esperó, pero que tampoco le desagradaba. Con los años su cuerpo envejeció y pronto tomo las características que el resto catalogaba como un abuelo.

A pesar de su apariencia, seguía con algunos de sus poderes, disminuidos pero aún poderosos. En esta nueva vida fue cuando conoció a un joven llamado Nicolás, un niño vecino que siempre estaba en la casa y casi nunca salía. Su relación comenzó con un saludo matutino, hasta pasar por frases intrascendentes. A lo largo de varios meses se convirtió en una amistad vecinal.

Nuestro viejo Super comprendió porque no salía. El joven tenia asma, y si sumamos padres sobreprotectores tenemos como resultado un joven excluido. Salir era algo que tenia prohibido, al menos que lo hiciera con sus padres. Pasaron los meses, al crecer, el joven aprendió a como manejarse frente a alguna de sus crisis y esto le dio confianza a los padres, por lo menos dejarlo solo cuando estos tenia que salir o tenían algún otro mandado que requería de los dos.

Una tarde mientras nuestro viejo Super cortaba el césped de mala gana. un hombre bajo y una mujer robusta, lo rodearon sin aviso, sin disimulo. Ambos mostrando su rostro le enseñaron que eran unos viejos rivales que buscaban venganza, cuando se coloco sus lentes pudo identificarlos claramente.

-Que patético, encontrarte aquí haciendo una vida aburrida, lejos de todos, como si nunca hubieras hecho nada -dijo la mujer tratando de mantener la voz- te acuerdas por lo menos de mí, o tienes perdida de memoria viejo estúpido -terminó con tono burlón.

-Crees que escapaste de tu propio juicio final. Nosotros ya tuvimos el nuestro, ahora es el tuyo -continuó el hombre mientras se adelantaba un paso.

-Quien pensaría que ustedes dos, tan salvajes y peligrosos, trabajaran juntos por una finalidad en común -les respondió el hombre con cierto cansancio en la voz, como preparándose para lo que sería su muerte final.

Mientras la tensión aumentaba con cada acercamiento. Nicolás, que se encontraba solo en su casa, observaba todo de su ventana. Podía sentir que aquel abuelo estaba en peligro y eso no le gustaba. Esto le produjo que el aire le faltara, como si su cuerpo absorbiera el malestar de aquel hombre y le produjera uno de sus ataques.

Sin esperar más, Nicolás salió casi a un trote agónico, con gritos inaudibles de que dejaran de molestar al hombre. El Super, al ver que el chico salía de su casa, le gritó que volviera a meterse, pero este ni caso le hizo. Los villanos se sorprendieron y sin perder tiempo, lanzaron un golpe contra el viejo. Nicolás casi sin aire, nervioso, con la mezcla de miedo y furia, logró llegar para bloquear con su débil brazo el ataque del oponente. Todos quedaron expectantes de cual era el siguiente movimiento que haría este joven. Pero no podía hacer más, el aire no le llegaba a sus pulmones y su boca se abría cada vez más para intentar, sin tanto éxito, que entrara un poco más. Con fuerza que el mismo niño no conocía, tomo la muñeca de la agresora y la retiro lentamente. Esta sorprendida no podía evitar el movimiento.

El otro villano, viendo la sorpresa de ella, y la situación extraña, decidió que lo mejor seria huir y volver en otro momento, no quería arriesgarse a nuevas sorpresas. La mujer luego de soltarse de Nicolás lo siguió en la huida, ellos tampoco eran los villanos que eran antes. El joven cayó al suelo instantáneamente, mientras el pecho se inflaba y desinflaba, mientras su boca se continuaba abriendo para tomar aire. Se estaba muriendo, el Super lo sabía. Lo que no entendía era como alguien que se sintiera tan mal, que tuviera una debilidad tan grande, se arriesgara por un desconocido. Solo conocía una forma de salvarlo, le debía dar su poder, no le quitaría su debilidad pero saldría de esto sin problema. Pero, ¿sería el indicado?

-Los vencí -dijo casi sin voz- ellos son … los villanos … más peligrosos … Alistrid … y Sanmon -su voz se apagaba con cada palabra.

-¿Los reconociste? -preguntó sorprendido mientras le tomaba la mano.

-Claro … y los detuve … y … usted … esta … a salvo.

Los ojos de Nicolás cerraron, pero el Gran Master ya había tomado la decisión.

C.a.o.s